sábado, junio 17, 2017

El Programa barricada.

Al parecer, sino es algo de facto, fuimos configurados para soportar un sistema único en el mundo global. Se aprovechó el Estado de excepción para instalar todo un andamiaje y, con ello, construir un artefacto único en su tipo. Una máquina que produjera un enclave fenomenal, para dar impulso y autorización a nuevos escenarios económicos y de consumo.
No creo que los actores de este artefacto tengan muy claro si están del lado bienhechor o malhechor. Lo que sí pienso es que: unos lo aman y otros lo detestan. Un grupo admira a los que demuestran y ostentan el modelo; alientan a que se ingresen más engranes y velan porque ésta condición no caiga en la obsolescencia y/o entropía. El otro grupo es un enemigo, declarado, del artilugio y lo combate con todo lo que tiene; sobre todo desde la vereda desprovista de condición, pero no de formación.
En mi calidad de profesional de los periodos, veo en forma fácil y evidente que: la condición ha logrado superponerse a la formación y como cual mortaja, cubre la alineación de la vereda que no tiene condición. Esto nos ha llevado a que, hoy, todos los engranes del aparato estén dando señales de fatiga. No obstante, él que nos ha configurado tiene las mecánicas listas para mantenernos aceitados y seguir en funciones. Todo ello con el propósito que su alineación para con nosotros no fallezca; alentando a los que tienen la condición pero, cada día, van perdiendo la formación.
Es de esperar qué los engranes que se han dispuesto para que nuestra maquinaria funcione, no lleguen al punto de fundición. Si llegamos hasta allá, será poco probable detener el armatoste cuando comience su caída por el desfiladero. Lo más factible será que exista un cambio de mando, siendo ese el responsable de suspender las funciones y resetear la configuración dada. Sin embargo, hay que tener cuidado de quien sea él subsidiario de aquello. El encargado puede ser alzado hacia la cúspide como el salvador o acusado de ser el despilfarrador.

Atte.
HSQO
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